No se ni de donde empezar, es una de las mejores peluquerías de Barcelona. No solo por la profesionalidad de Olga y de Heidi, también y sobretodo por el trato que regalan a sus clientes, el tiempo y la paciencia que dedican a cada persona. Nunca me he sentido tan a gusto en una peluquería, desde que entras es como sentirte en casa, cuidan tu pelo como nadie. El masaje que aplican es algo especial, un lujo. Me ha encantado todo desde el primer minuto hasta el último. Volveré pronto.