Solía pasar por afuera de esta barbería, hasta que un día decidí reservar y la verdad que no me arrepiento. Los muchachos son cracks en lo que hacen y realmente se ve la diferencia frente a las típicas peluquerías de hombre. La barbería está muy bien ambientada y mientras esperas tu turno te ofrecen lo que quieras para beber. Muy recomendable. Ya no cambio más de barberos!