El trato de Luzma fue espectacular, la pena fue que exteriormente había mucho ruido y un tratamiento de relax se convirtió en no poder desconectar porque literalmente habían clientas hablando de su vida al lado de la cabina. Poco respeto hacia el resto y por parte de las dueñas que aún sabiéndolo no bajaron ni mínimamente la voz.