La peor experiencia que he tenido. El lugar no tenía ventilación, la cera no servía, se quedaba pegada en la piel y la chica no podía despegarla. Seguía poniendo cera encima de capas de cera para ver si así podía despegarla pero nada. Media hora halando la piel, dejándola roja e irritada. Todo para llegar a casa y descubrir que aun tengo cera pegada. Algo que tendría que haber sido sencillo, dos tirones y ya, se convirtió en algo eterno, doloroso y con resultados pésimos.