Admitámoslo: la palabra “ácido” puede resultar bastante chocante cuando la empleamos para hablar del cuidado de la piel. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los ácidos cosméticos son, por así decirlo, como los héroes sin capa -pero con packaging- de la cosmética facial.
Lo sabemos, todo depende de nuestro tipo de piel. Pero si quieres una piel suave, hidratada y estás en constante lucha contra las manchitas o el acné -por no hablar del melasma- estos son los 5 ácidos que tu piel debe conocer. Desde los AHAs o ácidos de frutas hasta el ácido azelaico pasando por el *indiscutible* rey del rejuvenecimiento: el ácido hialurónico. Aquí va nuestra selección -en clave facial.
-Miryam
-
1 Ácidos de frutas (AHA)
Probablemente ya hayas oído hablar de los ácidos de frutas o AHAs (alfahidroxiácidos, para ser más exactos) como los aliados estrella para la exfoliación de tu piel. El más conocido es el ácido glicólico, un exfoliante químico derivado de la caña de azúcar -que encontramos en tónicos, exfoliantes y cremas- capaz de eliminar las células muertas de la piel garantizando una tez (mucho) más suave y sin manchas. Sin embargo, no es el único AHA… ¡Existen todos estos!
? Ácido láctico: deriva de la proteína de leche vegetal, exfolia, combate las manchas y estimula el colágeno.
? Ácido málico: se halla en manzanas y peras -aumenta la producción de colágeno y reduce el acné.
? Ácido cítrico: con propiedades antioxidantes y antibacterianas, estimula la producción de colágeno.
? Ácido mandélico: deriva de la almendra amarga -para tratar acné y manchas. (Meh, repito emoji).
? Ácido tartárico: se obtiene de las uvas y con él se formulan productos aclarantes y anti-manchas.
-
2 Ácido salicílico (BHA)
El betahidroxiácido, más conocido como ácido salicílico, es el agente (natural) número uno para combatir el acné. Los BHA penetran de una forma más profunda en nuestros poros, eliminan las células muertas de la piel, sus impurezas y el exceso de sebo. Y aunque es cierto que el ácido salicílico puede ayudar a suavizar la piel seca, también es verdad que su uso *en exceso* puede tener el efecto contrario. Así que ya sabes, si sufres de acné (como quien te escribe), hazte con un limpiador que contenga ácido salicílico.
-
3 Ácido hialurónico
El ácido hialurónico es básicamente el rey de los ácidos. El que consiguió conquistarnos (a todos) adentrándonos en un mundo nuevo repleto de bondades acerca del binomio ácido y antiedad. Está presente de forma natural en nuestra piel siendo, además, una parte crucial de nuestro tejido conectivo y tenemos que admitir que se ha ganado a pulso su estatus de superestrella. Aunque es verdad que resulta más efectivo cuando se inyecta, sus resultados también son notables cuando lo utilizamos en sérums y cremas. Y es que, el ácido hialurónico, mantiene nuestra piel joven e hidratada debido a su capacidad de retención: un gramo de ácido hialurónico puede contener hasta seis litros de agua. Como lo oyes. Y esto es lo que hace que rellene las líneas de expresión dándole a nuestra piel un aspecto liso y jugoso. Todo ventajas, babe.
-
4 Vitamina C (ácido ascórbico)
Igual ni siquiera te habías planteado que la vitamina C pudiera ser un ácido, pero lo es. Y además, uno de los 'popus'. El ácido ascórbico es un poderoso antioxidante que puede proteger (y acelerar la curación) del daño causado por factores externos como la contaminación y los rayos UV. Miniconsejo: emplea la vitamina C por la noche, cuando la mayor parte de la cicatrización de la piel haya terminado, y conseguirás aclarar e igualar el tono de tu piel. También puedes aplicarla mañana y noche, pero al tratarse de una sustancia fotosensible, acuérdate siempre -SIEMPRE- de tu protector solar.
-
5 Ácido azelaico
El ácido azelaico no es tan polivalente como el ácido hialurónico, pero es especialmente bueno para afecciones específicas como el acné o la rosácea. Y aunque ya te contamos cómo acabar con un grano en una noche, lo cierto es que este ácido va mucho más allá: 'mata' las bacterias que infectan los poros combatiendo la inflamación y el enrojecimiento. Además, es mucho más suave que los AHAs, pero es verdad que es un ácido al que la piel necesita acostumbrarse: comienza por aplicarlo una vez cada dos noches y después ve ampliando el uso hasta utilizarlo mañana y noche.