¿Has disfrutado este verano de unos (merecidos) rayos de sol? ¿Cómo quedan (de bien) esos selfies cuando nuestra piel está morena y ‘doradita’? Conozco de sobra la sensación: unos meses sin apenas maquillaje (ni filtros-al rescate) y manteniendo a raya el acné, ¿verdad? La ‘liberación facial’ que todas necesitamos anualmente, vamos.
Sin embargo, al regresar de las vacaciones, hay un enemigo al acecho de nuestra preciada ‘carita’: el temido efecto rebote del acné. Y aunque en Treatwell somos #Acnepositive, reconocemos que estos brotes pueden ser una auténtica pesadilla para quien los sufre. Ejem, como es mi caso. Veamos qué podemos hacer para tratarlos.
-Miryam
-
1 ¿Qué es el 'efecto rebote'?
Hablando claro, el sol es como esa persona de la que estás pillad@ hasta las trancas. De primeras te insiste rozando los límites de una pesadez desorbitada (pero encantadora) y, de repente, desaparece llevándose parte de tu autoestima, un trocito de tu seguridad y alguna prenda de ropa que NUNCA vas a intentar recuperar. ¿Te suena de algo? Pues se llama 'ghosting' y es exactamente el mismo mecanismo que utiliza nuestro bronceado de verano: a grandes satisfacciones, mayores decepciones (solo a veces, tranqui). El sol aparentemente "seca" y es cierto que tiene efecto bactericida (no vamos a quitarle bondades ahora). Por eso, siempre vemos cómo nuestra piel luce más limpia y sana en verano. Sin embargo, esta mejora, es solo temporal. Meh. La piel, que percibe esta sequedad momentánea, reacciona aumentando el grosor de su capa córnea y esto hace que las glándulas sebáceas se obstruyan. 'Tadaaa', y aquí el resultado: 'Hola, grano, granito, granazo' Y ahora, en plural: 'Hola, granos, granitos, súper granos'. No-pasa-nada.
-
2 Qué puedes hacer
IMPORTANTE: utiliza siempre productos de protección solar que sean adecuados para tu tipo de piel. Por ejemplo, si la tuya es más grasa o propensa al acné, deberás utilizar un protector (factor 50) que sea oil-free y no comedogénico. Además, en verano es primordial que simplifiques tu rutina, es decir: mantenla hidratada con sérums y productos con SPF para protegerla del fotoenvejecimiento y de la aparición de cualquier mancha, pero nunca -NUNCA- la sobrecargues. Por la noche, recuerda retirar el exceso de crema con un limpiador para, posteriormente, volver a hidratarla y ¡listo!
-
3 Y después, ¿qué?
Con el otoño queda oficialmente inaugurada la temporada de renovación celular, por lo que igual es el momento de empezar a ser constantes con eso de la exfoliación semanal. Además, aunque pueda parecer contradictorio, la piel grasa siempre debe estar hidratada, por lo que deberás hacerte con una crema de noche y otra de día -repito, según tu tipo de piel. Es importante que acudas al dermatólogo para que evalúe tu brote de acné y así puedas recibir un tratamiento personalizado y específico. ¿Nuestro consejo? Limpieza e hidratación. Hazte con un protector solar (sí, se utiliza todo el año) que esté formulado con ácido salicílico y niacinamida. No solo unificarás el tono de tu piel sino que también ayudarás a controlar el acné (dentro de lo posible, claro). Y si quieres saber más sobre cómo los ácidos pueden ayudar a mejorar tu piel, este artículo, es para ti. Mientras tanto, ¿qué tal un peeling facial post-vacaciones?