Las “mascarillas” solían (siempre) hacer referencia al cuidado de la piel. Por desgracia, desde hace un par de años, se han vuelto indispensables para cuidar de nuestra salud. Muchos de nosotros jamás habíamos usado una mascarilla protectora, y aunque ya nos hayamos hecho a ella, todavía no somos conscientes de los efectos que puede tener en nuestra piel (bendita ignorancia). Por suerte, sabemos cómo esquivar esta “derma-amenaza” y te vamos a contar absolutamente todo. Empezamos:
-Miryam
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1 Piensa en el material de tu mascarilla
La mascarilla impide que el aire circule como debería aumentando el nivel de humedad en nuestra cara a medida que respiramos. Esto crea un ambiente cálido y húmedo (el que adoran las bacterias) que puede provocar brotes de acné. Busca mascarillas fabricadas con materiales naturales y transpirables, como el algodón, y asegúrate de que esté bien tejida.
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2 Evita el maquillaje
Cuando llevas mascarilla, la piel está ocluida, por lo que añadir una capa de maquillaje será la vía más rápida para obstruir poros y fomentar los brotes o la irritación. ¡Deja que tu piel respire y luce tu laminado de cejas! Además, parte de nuestra base de maquillaje se queda siempre en la mascarilla y, lo mires por donde lo mires, si algo le gusta a nuestra piel, es el 'home office'.
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3 Limpia (muy bien) tu piel
El ambiente húmedo propiciado por la mascarilla puede hacer que se acumule la grasa y el sudor. Limpiar la zona tras su uso puede, por su parte, ayudar a prevenir los brotes. Nunca dejarías el sudor en el cuerpo tras un entrenamiento, ¿verdad? Pues esto es lo mismo: lávate primero las manos (obvio) y luego limpia la piel con un jabón suave para que no se irrite.
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4 Olvida los productos agresivos
Probablemente, no sea el mejor momento para usar exfoliantes fuertes… Ni retinol. Las mascarillas pueden aumentar la sensibilidad de tu piel, así que adapta tu rutina de belleza teniéndolo en cuenta. Busca ingredientes calmantes y no olvides nunca la hidratación.
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5 La crema, tu mejor amiga
La fricción entre la mascarilla y la piel puede provocar irritaciones, erupciones o sequedad. Mantener la piel hidratada te ayudará. Prueba a aplicar una crema espesa en la zona que está en contacto directo con la mascarilla. Esto actuará como barrera y aliviará la irritación.
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6 Lava la mascarilla
Debes lavar la mascarilla después de cada uso -por razones obvias- bien en la lavadora o sumergiéndola durante 5 minutos en agua hirviendo con detergente. OJO con el detergente que utilizas, sobre todo si tu piel se irrita con facilidad (la piel de la cara es bastante más sensible que la del resto del cuerpo).